domingo, 3 de febrero de 2013

Las Hermanas de La Caridad vuelven a repartir la sopa boba en Zaragoza

Las Hermanas de La Caridad de Zaragoza han vuelto a repartir la sopa boba esta mañana de domingo a las decenas de personas que han acudido con sus cuencos a las puertas del viejo convento para tomar un caldo caliente y un mendrugo de pan.

Con esta representación, Marea Naranja Aragón ha dado un brutal bofetón a los diferentes gobiernos y administraciones públicas, cuyas medidas conducen a situaciones vividas en este país en los años cuarenta del pasado siglo.

En la puerta de La Caridad han estado pintadas esta mañana los millones de personas excluidas por un sistema criminal dominado por el mercado, así como los gobierno y las instituciones que se han arrodillado ante las exigencias del capitalismo más feroz.


La original protesta, en la que estaban representados los distintos estamentos sociales y políticos de la época, dibujaba un panoraba en blanco y negro, con la Iglesia y las caritativas damas como encubridores de tanta pobreza.

Y para más escarnio, había que acudir con la vestiamenta adecuada. Pobres, pero dignos. Ellas, con falda larga, el pelo recogido y prendas amplias que simulasen las curvas de la carne pecadora. Ellos, con camisa abotonada hasta el cuello y chaqueta decente.

En un comunicado, Marea Naranja ha criticado el reparto de alimentos a personas necesitadas que estudia el Ayuntamiento de Zaragoza en su programa Zaragoza Redistribuye.

El colectivo señala que el ayuntamiento ya dispone de un recurso especifico, la ayudas de urgencia, para dar respuesta a las familias con falta de recursos para cubrir las necesidades  básicas, entre ellos la alimentación.





"No supone una ampliación del número de personas o familias, ya que se utiliza el mismo baremo que para las ayudas económicas de urgente necesidad, dejando fuera de las mismas a nuevos perfiles generados por la crisis económica", afirma.

El colectivo defiende que los centros municipales de Servicios Sociales "deben tener la función de valoración de las situaciones de pobreza y/o exclusión social. La prestación económica de urgente necesidad debe ser mejorada en su gestión y complementada, nunca sustituida, por la recepción de alimentos".


En su opinión, este programa "implica un retroceso en la actual concepción de los servicios sociales como un derecho de los ciudadanos y vuelve a la intervención asistencialista de carácter preconstitucional".


"Se trata de un programa aislado, que no fomenta la promoción de los individuos y de las familias que están en una situación de pobreza y/o exclusión social, colocándoles en una posición pasiva, poco digna y contradictoria con los principios rectores de los derechos sociales", señala el escrito.



Marea Naranja denuncia que el programa "solo supone un ahorro económico en la partida destinada a ayudas económicas de urgente necesidad y continúa favoreciendo a determinados supermercados en lugar de dejar que las familias opten por comprar en los pequeños comercios de sus barrios.


A la misma hora, tres personas pedían su 'sopa boba' en las puertas de la iglesia de Santa Engrancia, a doscientos metros del convento de La Caridad, que volvió a ser el de la España negra de hace setenta años.




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