sábado, 19 de abril de 2014

La esperanza de vida de los ricos es cada vez mayor en relación a la de los pobres * El derecho a la salud es sólo para menores de 80 años

Fuente: The Atlantic


La desigualdad entre ricos y pobres no se limita a lo meramente económico. Un rico en los Estados Unidos suele vivir, en promedio, diez años más que un pobre, cifra que va en aumento. En esta Europa mediterránea que trata de mirarse en el espejo norteamericano no es de extrañar que la tendencia sea similar. No en vano, los retrasos en la edad de jubilación, los recortes en sanidad pública, la eliminación de las ayudas a la dependencia son factores que harán crecer la brecha de la esperanza de vida entre ricos y pobres en España. 

Nos encontramos ante una sutil faceta de la lucha de clases, donde la ofensiva de las clases pudientes vuelve a evidenciarse ante datos como éste. Simplemente desde la perspectiva del sistema económico imperante, las personas que están fuera de su edad productiva -llámese edad laboral- ya no son útiles ni rentables y, por tanto, le representan una carga intolerable. 


Así es normal que haya hospitales donde se niegue el ingreso a mayores de 80 años o farmacéuticas que digan claramente que sus medicamentos son exclusivamente para quienes los puedan pagar





Fuente: El Plural


Esto es lo que ocurre cuando la salud deja de ser un derecho universal para convertirse en negocio. Bajo los parámetros de la rentabilidad, las personas sólo son números que restan, estorbos que si tienen una edad determinada se pueden enviar a casa bien atiborradas de analgésicos, que son más baratos que una hospitalización. No se trata de exageraciones.


 Cosas así han ocurrido en un hospital de Toledo, aunque no es descartable que episodios como éste se hayan repetido a lo largo de la geografía española, dadas las recurrentes condiciones de austeridad que afectan a nuestros hospitales.


 Nos encontramos ante una sutil faceta de la lucha de clases cuyas principales víctimas son nuestros mayores, los más débiles y desvalidos. En este caso, habrá que apelar a la profesionalidad del personal sanitario para que se niegue a ser cómplice y denuncie sucesos similares a éste.



 





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