lunes, 13 de abril de 2015

Chau, Galeano, ¿qué tal si deliramos por un ratito?






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¿Qué tal si deliramos por un ratito?

¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?

El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones...

En las calles los automoviles serán aplastados por los perros...

La gente no será manejada por el automovil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será, tampoco, mirada por el televisor.

El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha, o el lavarropas.

Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar en vez de... vivir por vivir nomás... Cómo canta el pájaro sin saber que canta y cómo juega el niño sin saber que juega.

En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen por cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo.

Nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir.

Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.

Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.

Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadadidos.

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.

La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie, nadie, tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.

La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero.

La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio... porque la comida y la comunicación son derechos humanos.

Nadie morirá de hambre... porque nadie morirá de indigestión.

Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.

Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.

La educación no será el privilegio de quiénes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quiénes no puedan comprarla.

La justicia y la libertad... hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda..

En Argentina, las locas de plaza de mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.

La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará: festejar el cuerpo. La Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: amarás a la naturaleza de la que formas parte.

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.

Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar.

Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza, y voluntad de Justicia... hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.

Seremos... imperfectos, porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.

Pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día cómo si fuera el primero y cada noche cómo si fuera la última.







El escritor y periodista uruguayo, autor de libros emblemáticos como "Las venas abiertas de América Latina", "Memoria del fuego" y "El libro de los abrazos", murió en Montevideo a los 74 años. El jurado que le entregó el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana en 2001 lo definió como "un recuperador de la memoria real y colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo".



Eduardo Germán Hughes Galeano nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940, era hijo de Eduardo Hughes Roosen y de Licia Ester Galeano Muñoz, de quien tomó el apellido para firmar como escritor o periodista. 



Cuando era un adolescente comenzó a publicar caricaturas para El Sol, un periódico socialista en Uruguay, con el seudónimo de "Gius", también fue obrero en una fábrica de insecticidas y pintor de carteles entre otros oficios, a pesar de provenir de una familia de la clase alta.


Se inició como periodista a comienzos de 1960 como editor del semanario Marcha y del diario Época luego del golpe de Estado en su país del 27 de junio de 1963 fue encarcelado y posteriormente se instaló en la Argentina. 


Una década después fue el director de la revista cultural y política Crisis, fundada por Federico Vogelius (1919-1986): "Fue un largo acto de fe en la palabra humana solidaria y creadora (...) Por creer en la palabra, en esa palabra, Crisis eligió el silencio.

 Cuando la dictadura militar le impidió decir lo que tenía que decir, se negó a seguir hablando", dijo al cierre en agosto de 1976, reseñó Página 12.

Ese mismo año, su nombre integró la lista de condenados por la dictadura militar argentina, presidida por Jorge Rafael Videla, y viajó a España. 



Allí escribió la trilogía "Memoria del fuego" (Los nacimientos, 1982; Las caras y las máscaras, 1984, y El siglo del viento, 1986) donde revisita la historia del continente latinoamericano.


Cronista de su tiempo, la visión de una América Latina unida se vio reflejada en su narrativa que se remonta a títulos como "Los días siguientes" (1963), los relatos de "Vagamundo" (1973), "El libro de los abrazos" (1989), "Patas arriba. La escuela del mundo al revés" (1998).



En 1985 regresó a Montevideo cuando Julio Marí­a Sanguinetti asumió la presidencia del paí­s por medio de elecciones democráticas. Junto a Mario Benedetti, Hugo Alfaro, entre otros funda el semanario Brecha. Y luego su propia editorial El Chanchito.


 Además, integró la "Comisión Nacional Pro Referéndum" (entre 1987-1989), constituida para revocar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, promulgada en diciembre de 1986 para impedir el juzgamiento de los crí­menes cometidos durante la dictadura militar en su país (1973-1985).


Por su obra, Galeano fue galardonado con el Premio Casa de las Américas 1975, 1978; Premio del Ministerio de Cultura del Uruguay 1982, 1984, 1986, American Book Award 1989, Premio Stig Dagerman 2010 y Premio Alba de las letras 2013.



En ocasión de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana en 2001, el escritor dijo: "He amado a esta isla de la única manera que es, digna de fe, con sus luces y sombras", mientras que el jurado definió con certeza al escritor y periodista como "un recuperador de la memoria real y colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo".




En 2004 escribió una "Carta al señor futuro", que sintetiza sus anhelos. "Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón.



 A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podrí­a no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma", advierte en esa carta. "De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. 


Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo -apunta-. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo".



¿Qué tal si deliramos por un ratito?


¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible?



El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones...




 


En las calles los automoviles serán aplastados por los perros...


La gente no será manejada por el automovil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será, tampoco, mirada por el televisor.


El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha, o el lavarropas.



Se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar en vez de... 


vivir por vivir nomás... 

Cómo canta el pájaro sin saber que canta y cómo juega el niño sin saber que juega.


En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen por cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo.



Nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir.



Los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas.



Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas.



Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadadidos.



Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas.


La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie, nadie, tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo.


La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero.


La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio... porque la comida y la comunicación son derechos humanos.



Nadie morirá de hambre... porque nadie morirá de indigestión.



Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle.


Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.


La educación no será el privilegio de quiénes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quiénes no puedan comprarla.


La justicia y la libertad... hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda..


En Argentina, las locas de plaza de mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria.


La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará: festejar el cuerpo. 


La Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: amarás a la naturaleza de la que formas parte.

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.

 
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar.


Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza, y voluntad de Justicia... hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.


Seremos... imperfectos, porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses.


Pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día cómo si fuera el primero y cada noche cómo si fuera la última.









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