martes, 19 de mayo de 2015

El apresurado parto del euro

 

El apresurado parto del euro

¿Se han puesto a pensar en la oportuna creación del euro? Fue un poco como a la carrera, como si los creadores se dijeran: esto va porque sí y ahora mismo.

Pero se van diciendo algunas cosas de la moneda común. El euro fue vendido como la solución final a todos los problemas en el viejo continente, la piedra filosofal que convertiría cualquier cosa en oro como en la Edad Media.

Aunque analizado a la luz de lo que se sabe hoy, la creación del euro no solo no fue algo bien intencionado,  fue solo el producto de la manipulación de un gran negocio.

Sabemos demasiado de la alquimia utilizada para meter en el proyecto a países sin ninguna condición, solo por tratarse de hacer un número grande, o el caso de los millones pagados por avalar lo que  no valía nada, por cierto, el único caso hecho publico hasta ahora y que ha dejado muy mal parada la legalidad en la Unión.

Pensemos en el porqué tenían tanta prisa en un asunto tan serio e importante, y para esto la única respuesta posible es que algunos de los que decidían sabían que tenían el tiempo contado. Y si tenían poco tiempo, ¿por qué?

Y aquí también hay una única respuesta: ellos tenían el tiempo contado por algo que iba a suceder a muy corto plazo, hoy lo sabemos por todo lo que vino después.

¿Recuerdan los tiempos maravillosos vividos inmediatamente después de implantada la moneda común, la buena vida, cuando sobraban el dinero y las oportunidades, con todos felices y contentos, pero todo conseguido a base de deudas?

Ahora imagínense ustedes, que todo ese torrente maravilloso de dinero caído del cielo, hubiese sido en las monedas nacionales anteriores al euro, es claro que en ese caso esas deudas sencillamente serian incobrables.

El euro sirvió para atar las manos a las economías nacionales y dejar desarmados a los pueblos ante la crisis que se gestaba y en la obligación de entregar lo que habían recibido en el muy oportunamente creado euro.

Así con el euro, la política económica de todos los países quedó en manos de los jerarcas de la Unión para poder hacer obligatorio el pago del dinero tan alegremente dilapidado, aun a cuenta del tremendo sacrificio de la población que vemos hoy.

Al final del cuento los únicos beneficiados con la moneda común han sido banqueros y especuladores y los pueblos en general solo han logrado un elevado deterioro en su nivel de vida y peor aún: todos están en una situación sin salida, donde los ricos son cada día más ricos y la miseria va alcanzando a gran parte de la población.
 

Antonio González







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