Los herederos del dictador mantienen una holgada posición económica 37
años después de su muerte gracias a la fortuna secreta que amasó en la
Guerra Civil.
La familia de Francisco Franco se ha mantenido inmune a la crisis
económica y al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El patrimonio que
aflora en sus empresas ronda los 140 millones de euros. Si se tienen en
cuenta los dividendos que cobraron además por la más importante de sus
operaciones urbanísticas, en la finca de Valdefuentes, que heredaron del
dictador Francisco Franco, las cantidades conocidas que asoman alcanzan
ya los 160 millones de euros. Apenas se resienten, cuando han quebrado
grandes empresas del sector y las que quedan han perdido buena parte de
su valor y sobreviven a duras penas. Esta es la situación de la familia
cuando se cumplen, este 20 de noviembre, 37 años de la muerte del
dictador.
La finca de Valdefuentes es precisamente la clave de la
herencia que la familia recibió de Franco. ¿De dónde salió ese dinero?
Lo que no se sabía hasta ahora, y ha descubierto
Tiempo entre los
papeles privados del dictador que se encuentran en el Archivo de la
Memoria Histórica de Salamanca, es que esta fortuna está relacionada con
el dinero que consiguió el general al quedarse con donativos para su
causa recaudados durante la guerra. Su fortuna secreta ascendía a 34
millones de pesetas en 1940, justo al terminar la Guerra Civil española.
Franco se gastó pocos años después 2,5 millones de pesetas en la finca
de Valdefuentes, de unos 10 millones de metros cuadrados de superficie, e
invirtió casi 10 millones de pesetas más en ella.
Para poder
actualizar el valor de aquellos 34 millones de pesetas podría seguirse
la evolución de esa operación de Valdefuentes. Si toda la fortuna de
Franco se hubiera invertido en suelo, a día de hoy, al precio que se
paga el metro cuadrado que se expropia, según algunas de las últimas
sentencias, su valor alcanzaría los 2.500 millones de euros. Se
colocaría como la quinta mayor fortuna de España, por encima de
apellidos relevantes en la famosa lista
Forbes como las Koplowitz o Emilio Botín, por ejemplo.
Si
se aplicara el rendimiento que obtuvieron de la operación de
Valdefuentes para actualizar la fortuna secreta del dictador, la riqueza
de Franco sería menor, pero rondaría todavía una cantidad importante:
314 millones de euros. Sin embargo hay que tener en cuenta que la
recalificación y el negocio inmobiliario se han realizado solo sobre un
tercio de la finca. Si se hubiera podido recalificar entera entonces la
fortuna ascendería a los mil millones de euros. Además, otros señalan
que a esa cantidad habría que sumar el valor de los regalos que recibió
durante los años que estuvo en el poder y que no pasaron a manos del
Estado, sino a su patrimonio particular.
Hasta ahora se conocía
que la familia Franco recibió una herencia del dictador y que parte de
ese patrimonio aflora hoy en sus empresas, donde aparecen Carmen Franco o
su hijo Francis. Luego podrían sumarse los valores de inmuebles que
compró la familia, o los que heredó directamente de Franco. Algunos han
especulado con que parte de la fortuna se encuentra fuera de España. Un
buen síntoma de ello sería el suceso ocurrido el 7 de abril de 1978,
cuando no se habían cumplido aún tres años de la muerte del dictador y
ni siquiera se había aprobado la Constitución. Carmen Franco Polo, la
hija del general, fue detenida en el aeropuerto de Barajas cuando
intentaba llevar a Suiza 38 medallas y condecoraciones de su padre.
Finalmente tuvo que pagar una cantidad nada desdeñable que da cuenta del
valor del patrimonio que no aflora en las empresas de la familia. El
tribunal le impuso una multa de 6,8 millones de pesetas por el intento
de evasión de objetos de valor histórico, aunque la sentencia fue
anulada en 1980. Al ser detenida, Carmen Franco realizó un comentario
que se hizo famoso: dijo que iba a fundir las joyas para hacerse un
reloj de cuco.
Rentabilidad y dividendos.
La
sociedad Valdefuentes era la joya de la corona de la herencia. Era la
dueña de la inmensa finca junto a Arroyomolinos, limítrofe con los
terrenos donde se ha construido el parque comercial Xanadú, con la mayor
pista de esquí cubierta de Europa incluida. Parte de la finca fue
recalificada y, como siempre que se cambia la calificación del suelo,
disparó el valor de los activos de la empresa. En 2002 eran de 1,6
millones de euros pero, una vez hecha la recalificación, los activos han
llegado a estar valorados en 20 millones de euros. Los Franco dieron
entrada en la empresa a Fidel San Román, un constructor que se ha visto
implicado en varios escándalos urbanísticos, entre ellos la
operación Malaya.
Con la construcción en sus terrenos, la empresa pasó de los 167.000
euros de pérdidas en 2002 a conseguir la tremenda cifra de 23,9 millones
de euros de beneficio en 2007.
Aquel año, la mayoría del dinero
que ingresaba iba directamente a la casilla de los beneficios. La
rentabilidad de la empresa era impresionante: un 685% conseguido solo
con 3,5 millones de euros de fondos propios. Todo el beneficio de ese
año, los 23,9 millones de euros, aunque también casi todo el de otros
anteriores, se destinó a dividendos. La familia Franco y Fidel San Román
se repartieron a medias la empresa. Valdefuentes cambió el nombre a FR
Promociones del Suroeste. Así los Franco conseguían dar entrada al socio
que iba a construir en sus terrenos y, por lo tanto, los dividendos se
repartieron a medias. Finalmente, FR Promociones del Suroeste se ha
escindido en una nueva empresa llamada Arroyo de la Moraleja, que cuenta
aproximadamente con la mitad del patrimonio, 8,4 millones de euros, que
tenía la propietaria de la finca de Valdefuentes de la que se desgajó.
Así, si se suman los 8,4 millones de euros de los activos que los Franco
sacan hacia la nueva empresa desde Valdefuentes y los dividendos que
les correspondieron (unos 14 millones de euros), la familia pudo ganar
con estos terrenos 23,1 millones de euros. Una cifra muy por encima de
la valoración de la finca antes de su recalificación, ya que en 2002 era
de 1,6 millones de euros, con lo que consiguieron un rendimiento 15
veces mayor del valor que tenía en ese año. También merece compararlo
con los 2,5 millones de pesetas que le costó al dictador Francisco
Franco en la década de los cincuenta del siglo pasado. Y eso a pesar de
años de abandono de la misma, en la que incluso se rodaron películas
eróticas o escenas de
La escopeta nacional de Berlanga.
Como
se ha visto, la más importante inversión conocida realizada por el
dictador Francisco Franco, la pista clave para conocer el origen de la
fortuna secreta del dictador, y la propiedad más importante que dejó en
herencia a su familia, ha sido exprimida al máximo tras su
recalificación después de pasar lustros casi abandonada. La hija de
Franco, Carmen, y su nieto, Francis Franco Martínez-Bordiú, que se
cambió el orden de los apellido para llevar el del dictador en primer
lugar, presidieron la empresa. Hoy el nieto de Franco es aún director
general de la empresa.
Los Franco consiguieron el gran negocio
inmobiliario con la finca de Valdefuentes justo antes del pinchazo de la
burbuja inmobiliaria. Y en plena crisis, en 2009, es cuando escinden la
empresa dueña de la finca FR Promociones del Suroeste, en una nueva
sociedad, Arroyo de la Moraleja, manejada por la familia. Los dividendos
más importantes ya habían sido cobrados en 2007, justo un año antes del
comienzo de la recesión. Pero en el resto de las empresas no les ha ido
nada mal. A pesar de que su negocio es el inmobiliario, buena parte es
de alquileres, a menudo de garajes, que no ha sufrido tanto como el de
la construcción de viviendas. Las pérdidas de las empresas que las han
cosechado han sido lo suficientemente razonables como para que su
patrimonio no sufra graves quebrantos. Las que han perdido patrimonio se
compensan con las que han ganado.
Garajes y finanzas.
Además
de las inversiones inmobiliarias, los Franco realizan también a través
de ellas inversiones financieras, como los casi 6 millones de euros, por
ejemplo, que tiene Fiolasa y que ha puesto en manos de Banif, JP Morgan
o BNP, o, los 18,4 millones que Sargo Consulting, de Carmen Franco, la
hija del general, tiene en empresas del grupo y tres fondos de
inversión: DWS Dinerplus, Grundbesitz Invest y DWS Topiary Select. Por
cierto, que Carmen Franco se adjudicó un sueldo de 17.000 euros al mes
de Sargo Consulting en 2008. Los alquileres de garajes son algo más
estables económicamente que el resto del negocio inmobiliario.
Aparcamiento Atocha 70 ha vuelto a tener beneficios en 2010. Pero una de
las que van como un tiro es Comerzia, donde Francis Franco, el nieto
del dictador, ha concentrado sus inversiones financieras y su
patrimonio, que alcanza en esta empresa los 21,7 millones de euros.
Entre
los nietos también destaca María de la O Martínez-Bordiú Franco. El
patrimonio de su empresa CM 16 ha crecido a pesar de la crisis, al pasar
de 15,5 millones a 22,5 millones de euros, aunque le reporte pérdidas.
En la sociedad Domarma, donde es consejera, tiene activos por otros 5,7
millones de euros. De hecho, esta última no tiene miedo a realizar
inversiones inmobiliarias en plena crisis del sector. En 2010, por
ejemplo, se gastó 1,5 millones de euros en una parte de un edificio en
Madrid.
En definitiva, las pérdidas de las empresas de los Franco
se compensan con los beneficios que tienen otras, que a veces no son
pocos. Fiolasa ganó 306.000 euros en 2010, último ejercicio del que se
conocen las cuentas, frente a los 65.000 euros de 2009. Además, las
pérdidas, cuando las hay, son pequeñas en comparación con su patrimonio,
por lo que pueden hacerles frente sin agobios.
Hay que recordar
que este no es todo su patrimonio. Es lo que aparece en sus empresas.
Las inversiones que hayan realizado a título personal los miembros de la
familia no se conocen, aunque sí existen noticias de los inmuebles que,
por ejemplo, ha vendido Carmen Martínez-Bordiú a lo largo de los años.
Pero la fortuna que les dejó Franco era impresionante.
Otra manera
de hacerse una idea de lo que suponían esos 34 millones de pesetas es
que con 2,5 millones de pesetas Franco se compró los terrenos de
Valdefuentes. Eso quiere decir que, si hubiera invertido los 34 millones
de pesetas en tierras, podría haber comprado 136 millones de metros
cuadrados, tanto como la superficie del municipio de Valencia, o tanto
como la cantidad de suelo que se va a quedar el llamado
banco malo
de todas las entidades financieras en apuros por los conocidos como
activos tóxicos, según calculan sus responsables. Esa fortuna secreta es
la que ha enriquecido a su familia.
Origen del patrimonio familiar.
Para
intentar explicar el patrimonio que tiene la familia automáticamente se
responde que se trata de los frutos de la herencia que recibió de
Franco. Y al pensar en la herencia hay que preguntarse de dónde
consiguió el dictador una fortuna como esa, cuando la propaganda del
régimen se encargaba de transmitir que el general era una persona que no
quiso nunca ganar dinero en el ejercicio del poder.
Los hechos
que aparecen en sus papeles privados parecen desmentirlo. En agosto de
1940, nada más terminar la guerra, el secretario militar y particular de
Franco resume las “cantidades que existen procedentes de donativos y
otros conceptos a disposición de su excelencia el jefe del Estado y
generalísimo” a fecha de 31 de agosto de 1940. Se trata de 34 millones
de pesetas procedentes de suscripciones y donativos realizados durante
la Guerra Civil.
A diferencia de lo que ocurrió con el resto de las
suscripciones y donativos recaudados en la Guerra Civil por el bando
nacional, estos no fueron a parar a la junta liquidadora y, por lo
tanto, al Tesoro público. Según el libro de Sánchez Asiaín sobre la
financiación de la guerra
(ver siguiente reportaje), la
regulación legal del destino de estas suscripciones establecía que las
sucursales del Banco de España eran las encargadas de centralizar los
depósitos de sus zonas, que luego remitían a la central del Banco de
España en Burgos. Un decreto de 1941 canceló la suscripción nacional
previa constitución de una junta liquidadora.
Esta revista también
publicó que, por ejemplo, el general Queipo de Llano dio cuenta, y
liquidó con las autoridades del régimen, los fondos que quedaban de
estas suscripciones o donativos al finalizar la guerra y cuya
administración se encontraba bajo su autoridad. En el caso de Queipo,
las cantidades que liquidó ascendieron a 26 millones de pesetas, con lo
que el dinero que se quedó Franco fue mucho más.
Los donativos que
manejó Franco directamente estaban destinados, entre otros, a los
huérfanos de la guerra, al llamado Fondo de España, donativos para
soldados indígenas y hasta para la reconstrucción del Alcázar de Toledo.
También tenía otras cuentas en diferentes bancos “a disposición de su
excelencia el jefe del Estado”, tal como aparece en el resumen
encontrado entre sus papeles. La más importante de estas cuentas se
encontraba en el Banco de España en Madrid, y ascendía a 18 millones de
pesetas. Además, tenía cuentas en sucursales del Banco de España en
Burgos y en otras entidades financieras privadas como el Banco Hispano
Americano, el Banco Español de Crédito, el Banco de Bilbao, el Banco
Mercantil en Madrid e incluso en el Banco Espirito Santo en Lisboa. Este
banco y Portugal tuvieron un papel clave en la financiación de la
sublevación militar. A pesar de los donativos que realizó Franco, la
suma total no decreció significativamente con los años, tal y como
muestran documentos hasta ahora desconocidos del archivo privado de
Franco que se encuentran en Salamanca.
En otro resumen realizado
al finalizar 1950, estas cuentas ya solo alcanzan los 21 millones de
pesetas. Los documentos de su archivo que ha encontrado esta revista
sirven también para comprobar que Franco gastó en la finca de
Valdefuentes 10,4 millones de pesetas, de los que 2,5 millones se
dedicaron a la compra de la misma y el resto a su maquinaria,
construcciones, ganado y utillaje, según el estadillo más antiguo de los
pagos efectuados en la finca y que está fechado el 4 de octubre de
1951. Este dato es importante, ya que se trata de la fecha exacta en que
se constituyó la empresa Valdefuentes, la joya de la corona de la
familia, según atestigua aun hoy el Registro Mercantil. Valdefuentes,
como se ha dicho, cambió recientemente de nombre por el de FR
Promociones del Suroeste.
Pagar la finca de Valdefuentes.
Así,
Franco estuvo pagando antes de finalizar 1950 la finca. A la vez, los
fondos que tenía en sus cuentas ocultas hasta esa fecha se reducen en 13
millones de pesetas. El estado de los gastos de la finca del 4 de
octubre de 1941 destapa unos gastos de 10,4 millones. Si se restan de
los 34 millones que tenía Franco a su disposición en 1940 estos 10,4
millones que se gastó en Valdefuentes, los 23 millones de pesetas
restantes se encontrarían bastante cerca de la cifra de 21 millones de
saldo a finales de 1950 de las cuentas que provenían de los donativos y
suscripciones de la Guerra Civil.
Hay que considerar que los
resúmenes de sus cuentas sacan a la luz que Franco dedicó también en
aquellos años algunas cantidades a donativos y otros gastos personales,
que explican que el saldo fuera finalmente de 21 millones en 1951. Es
decir, la compra de Valdefuentes coincide con un recorte en el saldo de
las cuentas de la guerra similar a lo invertido en la finca, lo que
explicaría este descenso del dinero de las cuentas que manejaba.
Hacia
1950 Franco realiza también otras inversiones financieras en acciones y
deuda, con los fondos que provenían de la guerra, y ha trasladado 3,5
millones de pesetas en efectivo a la caja de seguridad de su residencia
en El Pardo, con lo que se ve de nuevo que el dictador usó los donativos
y suscripciones de la guerra para su enriquecimiento personal. El
último resumen, con fecha de 31 de marzo de 1959, presenta un saldo de
22,7 millones de pesetas. Incluye solo dinero y acciones, no el valor de
la finca de Valdefuentes.
Hay que tener en cuenta, además, que la
familia se benefició de otros ingresos, como los que obtenía de la
explotación de las fincas de Franco. A Franco algunos altos capitostes
del régimen le apodaban por eso
El Ranchero. Los mismos archivos
que hoy pueden consultarse en Salamanca con el mismo desorden con que se
encontraban sobre la mesa de trabajo de Francisco Franco en el palacio
de El Pardo dan cuenta, por ejemplo, que en 1973 Franco se quedó con
100.000 pesetas de las 135.000 de beneficios que daba la finca de La
Piniella, como también ocurría con el Pazo de Meirás, que no era un mero
lugar de recreo.
Solo ha habido una iniciativa relativamente
reciente de IU que pedía que se auditara la fortuna de la familia
Franco. No tuvo éxito.
http://www.tiempodehoy.com/espana/la-familia-franco-inmune-a-la-crisis