miércoles, 26 de abril de 2017

TESTIMONIO INÉDITO DEL BOMBARDEO DE GERNIKA · Zenon Uriguen: “Ya es la hora de decir la verdad”

ZENON Gernika 
Zenon Uriguen. · PHOTO · Mugalari


 Mi nombre es Zenon Uriguen Mendiolea, sacerdote pasionista, nacido en Nabarniz, el 23 de junio de 1926. Con imparcialdad y veracidad histórica quiero ofrecer en Mugalari mi testimonio personal de la trágica guerra en mi entorno.


Gernika siempre ha sido conocido por su árbol sagrado, símbolo de las libertades vascas y defensa de los fueros de Bizkaia. Hoy tiene fama en todo el mundo por el cuadro de Picasso, signo apocalíptico de la hecatombe bélica. Y en el aire flota un interrogante: ¿Cuál es la razón para cometer tales crímenes de guerra destruyendo las viviendas y su vidas inocentes?  ¿No habrá sanción para esa sinrazón?


El 26 de abril de 1937 será un día imborrable en mi vida. Yo era un niño de 11 años. Como era lunes en Gernika se celebraba la feria de mercado. Hacia las tres y media de la tarde aparecieron en el horizonte, muy bajos, unos aviones.


Desde la altitud de Nabarniz, 365 metros, yo contaba 36 aviones bombarderos y 4 cazas. En Gernika, con prudencia y sabiduría, se habían construido unos refugios


· Iglesia totalmente pulverizada · Primeramente lanzaron poderosas bombas destructivas. En viajes posteriores se lanzaron artefactos destructivos e incendiarios. La gente se protegía en los refugios o corría hacia Lumo.


 La iglesia de San Juan fue totalmente pulverizada. Quedaron intactos los templos de Santa María, y la Casa de Juntas situadas hacia la loma. Gernika estuvo ardiendo con fuerte llamarada, durante tres días, hasta el jueves


El domingo siguiente, por la tarde, cuatro muchachos de Nabarniz, no pudiendo resistir la curiosidad, bajamos a Gernika para ver in situ la injustificable, cruel y sangrienta tragedia. En las calles se veían unos curiosos, nada más, y unos muchachos con hierros en las manos que nos amenazaban y tratamos de evadir.


Gernika
Un hombre camina por Gernika tras el bombardeo. · PHOTO · Sabino Arana Fundazioa


Yo conocí Gernika cuando tenía 9 años y quedaba sencillamente absorto y maravillado de sus hermosas casas con elegantes balcones. Ahora todas ellas, en toda la zona urbana, estaban destruidas e incendiadas. Entre los escombros se veían hachas y otras herramientas de acero con su apariencia natural, tratamos de cogerlas y ¡todo era polvo!



Pasado el sangriento bombardeo, la población de Nabarniz presagiaba la pronta presencia del ejército y de la guerra y de sus impredecibles leyes e imperativos. Muchos baserritarras, entre ellos mi padre, se escondieron en la amplia cueva del neolítico de Ondaro, que durante miles de años fue cementerio (hilerria). Y allí estuvieron varios días hasta que se agotaron sus provisiones y pasó el ejército.


Cárcel de Gernika 2
Estado en el que quedó la cárcel que entre 1890 y 1931 fue ‘Sociedad de Guernica’ tras el bombardeo. · PHOTO · Gernikazarra


· Susto de muerte · A los pocos días del bombardeo desde mi baserri fui al molino de Goikolea, Oma, y volvía por la carretera con el burro que cargaba la harina de trigo, y de frente, me encuentro que venía el ejército con todo su aire militar.


Casi me muero de susto, me aparté a un camino y llegué a mi aldea que encontré llena de soldados a quienes les estaban dando todo un banquete entre las siete familias de la aldea de Uribarri.


Pasada la caída de Bilbao llegó a Nabarniz un autobús y se llevaron presos a la cárcel de Larrinaga de Begoña, todo el autocar lleno de hombres y mujeres inocentes, entre ellas a mi madre.


Ya es la hora de decir la verdad: “Llevaron a la cárcel solamente a personas nacionalistas, a nadie más, y por nada más”. Su estadía en la cárcel de Larrinaga duró tres meses y mi madre llegó a la casa llena de piojos y pulgas como todas las demás personas. En pésimas condiciones sanitarias.


 La guerra es guerra y siempre está asociada con la injusticia personal y social.


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