sábado, 15 de julio de 2017

Barcelona'92: ni ETA, ni yonkis, ni gitanos


B92
 
  La historia chunga de las olimpiadas que nunca te habían contado


25 años de Barcelona'92. 22 medallas, exitazo deportivo y también exitazo de promoción por primera vez en la historia —con permiso del grisáceo mundial 82— de eso que llaman marca España.
No todo fue como nos han contado. Para empezar, el comité organizador tenía miedo.


En septiembre del 89, Juan Carlos I había reinaugurado el Estadi Olímpic de Montjuïc, donde habrían de comenzar los Juegos del 92. Bastó su intervención envuelta en silbidos para que las autoridades tuvieran claro que aquello no iba a ser una apacible postal. Y no solo por las decenas de independentistas que aquel día lucían el mensaje 'Freedom for Catalonia'.


Era el comienzo simbólico de la Operación Garzón.




De fondo, Terra Lliure. La organización que reivindicaba la soberanía de los Països Catalans se estaba escindiendo en dos. Una parte de sus militantes renunciaba a las armas y entraba en la órbita de Esquerra Republicana; otra seguiría en TL pero con una capacidad efectiva cada vez más cercana a lo testimonial. 


 La tensión, sin embargo, fue en aumento desde aquellos pitos al rey. Era fácil rastrearla en algunas localidades con fuerte tejido independentista, como Banyoles en Girona. 


Allí la Diada del 91 se convirtió en una gran trifulca entre manifestantes y policía, los disturbios se repitieron en la celebración de la Copa de Europa del Barça al año siguiente y la antorcha olímpica, a su paso por la ciudad, fue escoltada por tanquetas de la Guardia Civil


A la preocupación de la organización se unía el poderío ofensivo de ETA. La organización vasca llegó al año olímpico en un crescendo de víctimas mortales: 18 en el 89, 25 en el 90 y 46 en el 91. El 29 de marzo del 92 llevaba ya 18, pero ese día ETA fue descabezada por primera vez en la historia. 


Su dirección — Txelis, Fitipaldi y Pakito— fue detenida en un chalet francés.


La seguridad de la Olimpiada parecía salvada, o eso creímos todos hasta que hace cinco años Rac1 desvelaba, contando con fuentes gubernamentales, que la policía localizó y desactivó un temporizador que presuntamente ETA habría colocado meses antes de los Juegos en el techo del Palau Sant Jordi


La seguridad de la Olimpiada parecía salvada, menos para el juez Baltasar Garzón. A menos de un mes de la Olimpiada, comenzaba la operación que policial que bajo su dirección se saldó con 45 detenidos en Catalunya y Valencia. A pesar de que mediáticamente estaba dirigida contra Terra Lliure, la Operación Garzón contó con registros en sedes de otras organizaciones como ERC, el Moviment de Defensa de la Terra e incluso la revista El Temps o el diario El Punt


De los 45 detenidos, tres eran de Banyoles —la localidad 'problemática' que además iba a ser subsede olímpica para remo— y 15 iniciaron un proceso legal por torturas. La mayoría denunciaron haber sufrido prácticas como la colocación de una bolsa en la cabeza, la inmersión en bañera y el uso de electrodos sobre el cuerpo.


 Algunos, como el periodista Carles Buenaventura incluso dijo haber recibido, en comandancia de la Guardia Civil y bajo insultos y golpes, órdenes de cantar 'hala Madrid'.


 

Garzón no quiso investigar las presuntas torturas. En 2004 el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, por unanimidad, condenó a España por no abrir esa investigación.


 Las Olimpiadas fueron el éxito de seguridad que querían las autoridades, aunque a costa de un repunte en la represión que llevó a que incluso en la ceremonia de inauguración se requisaran banderas estelades a parte del público y hasta a miembros de La Fura dels Baus, participantes en el propio evento. 


Amigos para siempre quedó en el imaginario popular como la canción de aquel verano barcelonés, aunque por el camino se desecharon otras dos opciones: Peter Gabriel y Angelo Badalamenti con David Lynch. No fueron los únicos descartes.


La organización pensó en Camarón de la Isla. En el proyecto original el de San Fernando iba a cantar mientras Cristina Hoyos bailaba. Finalmente solo sucedió lo segundo.


 El entonces presidente del Consejo Superior de Deportes Javier Gómez Navarro dijo: "A Camarón se le desestimó porque era drogadicto, eso lo sabía todo el mundo".


El genio del cante jondo José Monge Cruz murió tres semanas antes de la ceremonia de Barcelona'92. 





Tampoco la mascota tuvo una única versión. Hablamos de Cobi, claro. Cuando se dio a conocer, la creación de Javier Mariscal despertó numerosos recelos y chanzas en la opinión pública. Un perro cubista, defendía la organización. Un chucho espachurrao, se escuchaba en la calle


Pero Cobi no estaba entre las propuestas originales del propio Mariscal: una gamba —hoy en el Paseo Colón de la ciudad—, Petra -la versión femenina de Cobi que acabó siendo mascota de las Paraolimpiadas- y Palmerito, a quien el diseñador definía como "una palmera con aspecto de negrito punki".


La organización fue guiando y dio pautas: que se asemejara a un gos d'atura para evidenciar cercanía con Catalunya y también que fuera una figura a la que fácilmente los niños pudieran cogerle cariño.  


Mariscal acabó transando, porque él mismo reconoció que quería que Cobi estuviera vestido, que fuera dinámico y que tuviera sentimientos. Mariscal de hecho diseñó un montón de cobis, alguno de ellos con cara triste y llorando por primera vez en la historia de las mascotas olímpicas. 


También, en base a patrocinadores, Cobi iba a ser la primera mascota que bebía cerveza.

No queda ahí la cosa. "El color original era más gitano, no tan clarito", reconocía Mariscal.





Sí, a Cobi lo blanquearon y los juegos de Barcelona'92 salieron muy bien. Oficialmente hablando, claro.










No hay comentarios: